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#CHISPAZO No es lo que digan algunos periodistas, es la crisis de inseguridad que no miente

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Por: Felipe Guerrero Bojórquez

¿Que le pasó al gobernador Rubén Rocha? Nervioso, desencajado, desesperado, balbuceante aceptó en su conferencia semanera que se sentía desprotegido y que por eso se desplazaba con un fuerte equipo de seguridad.

Pero no solo eso, inconcebible en alguien que, por el contrario, está obligado a enviar señales de fortaleza a sus gobernados, apeló a la victimización y culpó a los periodistas Azucena Uresti y Luis Chaparro si algo le ocurría «porque ellos están alentando a una facción en mi contra», reiteró. ¿Qué facción? ¿La de los Mayitos? Porque el blindaje en la seguridad del gobernador ya tiene semanas. 

De inmediato, en su cuenta de X el periodista Luis Chaparro respondió: «Seamos claros: lo que le pase es solo una consecuencia de sus decisiones pasadas de tener vínculos con criminales. Soy un periodista independiente que busca la verdad». Luego en un segundo X agrega: «Por cierto: también puedo culparlo a él (a Rocha) y a sus cómplices criminales por lo que me pueda pasar. 

Pero más allá de que el gobernador Rocha viajó o no a Estados Unidos y más acá de si tuvo que ver o no con la reunión donde la FGR asegura que mataron a Héctor Melesio Cuén y entregaron a El Mayo Zambada, la severa crisis de inseguridad existe y la guerra entre la chapiza y la mayiza no la inventó Azucena Uresti ni Luis Chaparro. La fractura entre las facciones se da porque los mayos consideran que traicionaron a su padre al entregarlo a los Estados Unidos. ¿Quién o quiénes? Ese es el asunto. 

Los que conocen del tema sobre las bitácoras de vuelo, en el caso de los aviones privados, dicen que no necesariamente tienen que llegar todas las personas reportadas que van al destino solicitado. Unas se pueden quedar en el puerto de salida por cualquier motivo y no llegar al puerto que se solicita, en este caso a Los Ángeles,  de tal manera que esta bitácora no es la importante para demostrar que viajaste porque al final, el documento clave, es el pasaporte sellado por la oficina de migración a la hora de solicitar la visa y autorizar el pase a Estados Unidos. Y comentan que, para que en este tema no hubiese quedado duda alguna,  el gobernador debió haber presentado el pasaporte sellado y punto. Le tapa la boca a cualquiera. No deja dudas. Eso me dicen. Pero hasta hoy no ha sido así. 

¿Qué le pasó entonces al gobernador el lunes por la mañana? ¿Reventó por la presión natural de una crisis de inseguridad que no se le ve luz al final del túnel? Porque el problema no es solo lo que dices, sino como lo dices y en qué momento lo dices.

Es cierto que la presidente Claudia Sheinbaum ha respaldado al gobernador Rubén Rocha porque hasta ahora, dijo, no existen elementos de su involucramiento en los hechos del 25 de julio. Pero también subrayó que se estaba investigando y pidiendo información a Estados Unidos. Solo que ahora, independientemente de esa circunstancia que desató la guerra entre las facciones del cartel de Sinaloa, la crisis se ha prolongado no solo en Culiacán, sino también en Mazatlán donde los levantones y los enfrentamientos en carreteras del sur están a la orden del día. 

Mazatlán, turístico por excelencia, presenta severas bajas en sus reservaciones sobre todo por el turismo carretero que es el más amplio. La maxipista Culiacán-Mazatlán está sola, asaltan y despojan vehículos, en la Mazatlán-Durango se aparecen fantasmas y también asaltan y despojan vehículos y en la Mazatlan-Tepic-Guadalajara se han intensificado los asaltos y secuestros. Los daños al comercio y a la actividad restaurantera empiezan a resentirse y los hoteleros se muestran ya desesperados. 

Culiacán y Mazatlán, pues, resienten la crisis provocada por la guerra y, pese a la enorme presencia militar, los delitos diversos no ceden sino que aumentan en algunos casos. Las guerras cuestan y los que pelean ocupan pertrechos y dinero. Por eso los asaltos a comercios, robo de vehículos, secuestros y levantones para fortalecer los ataques, alimentar a los contratados y pagar nómina. Todo ellos frente a las fuerzas de seguridad cuya estrategia de abrazos no balazos tiene desesperada a la población, que no mira por lado alguno que este ejército de federales la proteja. 

Ese es el tamaño de la crisis sin fin que enfrenta Rocha, quien en su desespero se declaró también víctima de la guerra. Por eso, independientemente de si participó o no en lo que le imputan, el crecimiento y la intensificación del conflicto se volvió incontrolable y la preocupación del gobierno federal ya está en la tesitura de preocuparse más por los daños de la crisis en Sinaloa, que lo que le puedan decir los gabachos. En ese contexto la pregunta es: ¿A estas alturas se ha convertido el gobernador Rocha en un obstáculo para la solución del conflicto? Ya entrados en la especulación, para algunos medios y analistas nacionales, lo que ocurrió hoy en la conferencia semanera, con la actitud desesperada del gobernador, pudo haberse acelerado, en la nomenclatura del más alto nivel, la idea de plantearle su retiro, aunque para el mandatario estatal esto último «son deseos pagados». Sin embargo la pregunta sigue siendo: ¿Y hasta cuando hay que aguantar?

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Periodista, resignado Atlista, enamorado de mi ciudad y de mi Estado. De L a V en punto de las 7am al aire @1070noticias http://bit.ly/oYJFU2